5G: El motor de la telemedicina

En julio de 2019, la tecnología 5G vinculó a un médico con un Centro de Salud Familiar de La Granja para realizar el primer piloto de una ecografía vía telemedicina, transmitiendo movimientos por medio de un joystick hacia un guante y así guiar al paramédico en la ecografía que se le estaba haciendo a una embarazada que estaba en una ambulancia.

Tal experiencia es una demostración de lo que se puede lograr con este sistema. Un ejemplo de los avances de la telemedicina que, durante la pandemia, se vio rápidamente incrementada y que el despliegue de 5G permitirá no sólo las consultas remotas, sino que también hará disminuir el tiempo para procesar imágenes generadas por scanner, rayos X y otras máquinas de alta resolución, junto con la expansión de los servicios de telemonitoreo y una mayor precisión en el diagnóstico a distancia gracias a la reproducción de video de alta calidad a menor costo.

“Para desarrollar este sector, seguiremos mirando la experiencia internacional, como Canadá y sus esfuerzos para desarrollar una ambulancia inteligente que permite reducir en 20% la duración promedio de una estadía en el hospital, generando ahorros para el sistema de salud de US$ 140 millones”, dice la subsecretaria de Telecomunicaciones, Pamela Gidi, añadiendo que producto de las contraprestaciones sociales que se incluyeron en las bases del concurso público para la licitación, toda la red hospitalaria del país contará con 5G, facilitando el desarrollo de estos procesos médicos. 

Actualmente, el envío de cierto tipo de archivos a los especialistas es un desafío para el actual ancho de banda de red de los hospitales, impactando en el rendimiento de la red para tareas más cotidianas, dice Antonio Martínez, líder de la Industria de la Salud y Ciencias de la Vida de Deloitte.

Por eso, a su juicio, el principal impacto del 5G vendrá de la hiperconectividad, “ya que 5G entrega una banda ancha móvil mejorada, comunicaciones ultra confiables de baja latencia (10 Gb de velocidad con latencia menor a 1 milisegundo) y aumento de dispositivos conectados simultáneamente”.

De hecho, según el estudio “Sociedad Digital. Expectativas y capacidades de la tecnología 5G y su llegada a Chile”, realizado por Deloitte y la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), el uso de telemedicina se triplicará para 2025, impulsado en gran medida por la llegada de 5G. 

Dispositivos conectados

Así como el 1G y 2G trajeron la voz, 3G la navegación y 4G el video, 5G trae las interacciones humano-máquina gracias a la inmediatez de las comunicaciones y la gran capacidad de transferencia de datos, que es de 10 a 100 veces mayor que en 4G, explica el director de Servicios Digitales de Ericsson Chile, Roberto Cabanillas. 

Además, dice, 5G abarca las nuevas tecnologías mejoradas del 4G (LTE Advanced) que permiten duplicar coberturas y extender la vida de las baterías en diversos sensores, lo que permitirá hacer diagnósticos a través de wearables que transmiten información en tiempo real de los signos vitales de los pacientes, como pulseras comunicadas con celulares o sensores adheridos al cuerpo.

En una sala quirúrgica, hoy las operaciones son asistidas por visión de alta definición, con datos en 3D e inteligencia artificial para guiar las decisiones de un cirujano que sólo se hacen con fibras ópticas conectadas, dice Cabanillas. “A partir del 5G, estas fibras ópticas se vuelven inalámbricas”, acota.

Centrarse en el paciente

Desde la mirada de la medicina, el doctor Héctor Fuenzalida, médico dermatólogo y académico de la Dirección de Postgrados de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), cree que el desafío será siempre resguardar la calidad técnica de la atención y la seguridad de los datos del paciente, para lo cual se están construyendo estándares y protocolos. "Todo esto asociado al concepto de calidez de la atención, ya que en este tipo de consultas se pierde el contacto físico", dice. Además, acota que a nivel de universidades y distintas entidades se está trabajando en el concepto de acreditación, para que a futuro las instituciones que dan estas prestaciones remotas, o sus profesionales, tengan algún tipo de capacitación en el ámbito de la atención, manteniendo criterios y estándares, así como también el manejo básico del punto de vista informático.